Mi plaza ríe alegre bajo el sol bueno de la primavera tardía mientras mi corazón llora por las amistades ausentes por un golpe de la vida. Si no tuviera corazón pasaría por la existencia sin sentir el dolor de las despedidas que me asaltan como un bandido cuando menos lo espero. Pero tampoco gozaría de las dulces maravillas que los buenos amigos pueden regalar sin proponérselo mientras permanecen a mi lado. ¿Cuántas heridas caben en un alma que ama y no quiere dejar que sus sentimientos se apaguen? ¿Cuántos gozos le esperan si permanece con el corazón abierto al amor fiel que nunca defrauda? Hoy me toca llorar por mis amigos que se van mientras el sol baña mi plaza y los niños juegan con su despreocupada alegría. Hoy me toca refugiarme en el amor de mi vida que da sentido a todas mis perplejidades y arrulla mi corazón herido hasta sanarlo con su infalible bálsamo.
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