Llueve. Pero ¿qué importa? Es el día señalado En el calendario tras dos años vacíos No solo cae agua del cielo: chaparrones humanos de blanco y rojo cruzan mi plaza hacia el Ayuntamiento con los pañuelos en la mano Murmullos excitantes llenan la caja de resonancia de estas cuatro esquinas que tantas vidas contienen. Y tras la locura del cohete, vuelve la corriente humana con el pañuelo al cuello y la alegría desatada y sonora. El estruendo de los tambores apaga todos los demás sonidos excepto los gritos y aplausos de los festejantes empapados. Mi plaza se ha vestido de fiesta con la gente que la habita. Y así seguirá toda la semana ruidosa, alborotada y feliz. Es San Fermín de 2022
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