Buenas tardes, camino gris de mis correrías automáticas que persigue mi reloj y atropella mis tobillos cuando estoy a punto de alcanzar la meta. Buenas tardes, hoy te saludo porque estoy cansado de volar por tu trillada ruta y pienso detenerme a explorar tus afluentes en busca de aventuras. El mundo no se detendrá si no llego, jadeando, a la hora convenida para completar, atrapado por la tiranía del deber, lo que de mí se espera. Así que me desvío por un sendero verde que me lleva de la mano a un espacio de brisa y luz en el que todo invita a la calma añorada Y me pierdo entre reflejos de cálida tarde arbolada que dibuja en el suelo parpadeantes gotas de oro que no puedo atrapar desde la magia de mi banco rojo. Me recuesto para empaparme de la belleza que me rodea y no puedo llevarme a casa excepto en mi corazón. Dejo que pasen las horas para grabarla a fuego. Buenas noches, mi buen sendero. Lo prometo: Volveré a explorar las veredas que se despliegan a los lados de mi camino gris en busca de la vida que no vivo y el asombro que no me asalta.
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