Cuántas veces
he pasado
a tu lado
con prisa
por llegar
a la rutina
encadenada.
Eras uno más
en el paisaje
solidificado
de mi locura
aprisionada
en una carrera
sin sentido
Pero una mañana
de pesares
que lastraban
mis correrías,
volví la mirada
hacia tu pecho
de corteza rugosa
Y allí, descubrí
un corazón abierto
apelando al mío
demasiado envuelto
en las cuitas
de la vida.
Árbol de mi camino
¿Quién abrió tu corazón?
¿Fue la naturaleza?
¿O un amante ardiente?
Quien fuera que fuese
Abrió también el mío
una mañana
de pesares
que lastraban
mis correrías.
Y el amor dormido
se despertó
en una dulce
sorpresa
Inundando
mi día.
©Olga Brajnović
Espacio para ideas y comentariosCancelar respuesta