Mi plaza ríe alegre
bajo el sol bueno
de la primavera tardía
mientras mi corazón llora
por las amistades ausentes
por un golpe de la vida.
Si no tuviera corazón
pasaría por la existencia
sin sentir el dolor
de las despedidas
que me asaltan como un bandido
cuando menos lo espero.
Pero tampoco gozaría
de las dulces maravillas
que los buenos amigos
pueden regalar
sin proponérselo
mientras permanecen a mi lado.
¿Cuántas heridas caben
en un alma que ama
y no quiere dejar
que sus sentimientos
se apaguen?
¿Cuántos gozos le esperan
si permanece
con el corazón abierto
al amor fiel
que nunca defrauda?
Hoy me toca llorar
por mis amigos
que se van
mientras el sol
baña mi plaza
y los niños juegan
con su despreocupada alegría.
Hoy me toca refugiarme
en el amor de mi vida
que da sentido
a todas mis perplejidades
y arrulla mi corazón herido
hasta sanarlo
con su infalible bálsamo.