Algunas cosas bellas
Algunas cosas bellas

Algunas cosas bellas

Voy caminando 
por el borde del terraplén
y me asomo al vacío
como las casas
del paseo de ronda.
El abismo me atrae
ominoso 
hacia las profundidades
oscuras y tristes.
Pero yo me aferro
al suelo que me sustenta
y alzo la mirada
para ver el horizonte 
de las montañas,
las nubes y el cielo
que en algún lugar 
ilumina y colorea
el mar que me falta,
para respirar hondo
y descansar el alma.
Abajo, los árboles 
cubren con su sombra
las menguadas aguas
del río Arga.
Desciendo.
El río tiñe con una sinfonía
de verdes
la tarde soleada.
Ahí también hay vida
y belleza.
Me recreo en ella 
y olvido al contemplarla
el oscuro abismo
que me la ocultaba.
Nunca se sabe
cuándo un destello de color,
un trocito de vida,
un reflejo de agua
un brote naciente
pueden rescatar
a un alma doliente.

Foto: las casas del Paseo de Ronda vistas desde la cuesta de la Carretera de Guipúzcoa

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