Dolor


El dolor más inmenso
llegó al mundo
en tiempo de flores bellas
y sol templado.

Mientras Dios se desangra
en Viernes Santo,
la tierra estalla en mil colores
y formas nacientes.

Será porque ella es sabia
y sabe que no todo acaba
en los clavos y la lanza
sino que la esperanza vive.

Y no puede contener
la alegría que romperá
en la pascua prometida
que nunca falla.  

También nosotros
rodeamos la pena
de nuestras despedidas
con pétalos vestidos de gala.

Para algunos serán
una simple tarjeta de visita.
Para otros,
un mensaje de amor que no acaba.

No hay Pascua sin Pasión,
ni amor sin dolor,
ni esperanza sin alma
y todo merece la pena. 


 













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