Buenas tardes, camino gris
de mis correrías automáticas
que persigue mi reloj 
y atropella mis tobillos
cuando estoy a punto 
de alcanzar la meta.

Buenas tardes, hoy te saludo
porque estoy cansado
de volar por tu trillada ruta
y pienso detenerme 
a explorar tus afluentes
en busca de aventuras.

El mundo no se detendrá
si no llego, jadeando,
a la hora convenida
para completar, atrapado 
por la tiranía del deber, 
lo que de mí se espera.

Así que me desvío
por un sendero verde
que me lleva de la mano
a un espacio de brisa y luz
en el que todo invita
a la calma añorada

Y me pierdo entre reflejos
de cálida tarde arbolada
que dibuja en el suelo
parpadeantes gotas de oro
que no puedo atrapar
desde la magia de mi banco rojo.

Me recuesto para empaparme
de la belleza que me rodea
y no puedo llevarme a casa
excepto en mi corazón.
Dejo que pasen las horas
para grabarla a fuego.

Buenas noches, mi buen sendero.
Lo prometo: Volveré a explorar 
las veredas que se despliegan 
a los lados de mi camino gris
en busca de la vida que no vivo
y el asombro que no me asalta.
 

 





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