Viento de otoño

Me gusta verte danzar
sobre los tejados de mi plaza
los días nublados
mientras los vecinos
suben las persianas.

A veces te enredas
en una falda  de vuelo y flores
o dibujas coreografías imposibles
con papeles descartados
abajo, donde se apresuran los pasos.

Cuando juegas con mi pelo
y me limpias la cara
con tu energía fresca,
cierro los ojos
para soñar con bosques y mares.

Un balón que pasa rozando
impulsdo por los niños alegres
me devuelve a la realidad
de piedra, tejas y estuco
que siempre me acuna.

¿Desde dónde has venido,
viento de la mañana,
que me traes aromas
de luces desconocidas
a mi espacio previsible?  
 
Cuando te vea otra vez
bailar en lo alto
bajaré a buscarte
para soñar contigo
con los mundos que deseo.

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