Fantasías viejas y nuevas


Todas las tardes 
espero en la frontera 
de la Calle Nueva
como una madre joven
a la puerta de las escuelas 

Pero a mí ya me han caído
muchas nevadas 
sobre mi cabeza gris  
y ahora me ocupo 
de la tercera infancia

Y mientras algunos padres
curzan la plaza con sus niños a hombros,
yo extiendo mi brazo aún firme,
para sostener el andar cansino 
de una anciana.

Igual que los niños
ella vive en su mundo
de visiones primeras
donde todo es inocente y nuevo
y canta alegre.

Pero a veces
se choca con la vida
en la que nunca faltan 
las tragedias superadas
que se le hacen nuevas...y sufre.

¡Qué daría yo
por borrar esa pena
cuando siento el peso
de su brazo  en el mío
al cruzar la plaza!

Buenas tardes, fantasías
de niños y ancianos 
que corréis o paseáis 
por mi plaza.

Quiera Dios que seáis
inocentes y hermosas
y que llenéis de alegría
los corazones nuevos y viejos.

Sin dejar espacio 
a la tristeza 
y espantando 
la amargura.






 
 




   



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